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Autor: Martha Leticia Carretero Jiménez

“… porque explicamos lo que sabemos, enseñamos lo que somos”

Fernández, 2004

Existen tendencias investigativas y concepciones teóricas que hacen visible la compleja influencia que la dimensión personal del docente ejerce en su práctica educativa. Este trabajo contribuye a la comprensión del fenómeno de la implicación personal del profesor y a la influencia que tiene en la práctica educativa mediante una Investigación Documental (García, 1995; Coffey, Amanda & Atkinson, Paul, 2005; Gómez,2011, 2013; Hernández Sampieri y cols. ; León, 2002, Morales, 2003; Rosales y cols. 2006 ) cuyo propósito y sentido ha sido visibilizar la relevancia que tiene esta cuestión en el ámbito de la educación, y en la generación de prácticas docentes más efectivas, más claras y promotoras del desarrollo del potencial de las personas.

La investigación respecto a la concepción teórico conceptual de la implicación personal del docente como base de la comprensión del fenómeno, resulta relevante, toda vez que no es una cuestión instalada, y mucho menos agotada dentro del campo del conocimiento, particularmente en el campo educativo. En este campo no siempre se ha reconocido su importancia, quedando incluso, como una cuestión opacada por el interés en torno a la práctica educativa, en su sentido pedagógico (que generalmente se entiende como algo operativo),  o  por el estudio de los procesos del aprendizaje, donde los trabajos han sido diversos y extensos. Por lo general, estos intereses han dejado en un segundo plano el tema de la implicación personal del docente. Ello ha redituado en un vacío de conocimiento que es importante subsanar, además de la necesidad de alcanzar mayores niveles de comprensión al respecto, ya que tener un escaso conocimiento de cómo la implicación personal influye en la práctica docente puede tener consecuencias adversas, entre estas: 1) Favorecer que se ignore su incidencia en los procesos educativos y en sus logros, es decir, no saber cómo se presenta, hacia dónde se dirige y lo que promueve u obstaculiza, 2) Se limita el desarrollo de procesos y metodologías que consideren la implicación personal de los docentes como un recurso a considerar y 3) Perder de vista que la educación es un proceso social, y que como tal, admite la participación de los actores que participan en éste.

La autora parte de tres supuestos básicos: 1) La implicación personal del profesor influye significativamente  en la dinámica de su práctica docente 2) El acercamiento desde la dimensión teórico conceptual, es decir, a partir de la identificación de las maneras cómo se ha abordado y cómo se entiende en la actualidad el fenómeno de la implicación personal del docente, posibilita su comprensión 3) La identificación y delimitación de la implicación personal del docente puede enriquecer su práctica.

La concepción de implicación personal, entendida como: las experiencias vividas en la trayectoria de vida del profesor, tanto personal como profesional que se hacen presentes e influyen en  su práctica docente; se introduce desde el trabajo de Taracena (2002) que desde el campo de la sociología reporta un análisis de relatos de reconocidos autores como Edgar Morin, Robert Castel y Michel Legrand y concluye con el reconocimiento de una estrecha relación entre vivencias y modos de abordar el conocimiento. Considera que la escritura es un modo de elaboración de experiencias afectivas de los autores (p.130) y reconoce que la subjetividad puede ser una valiosa herramienta de trabajo, pues le posibilita una mayor comprensión de los procesos a los que es especialmente sensible,  a condición de que el investigador la analice. Los resultados de este análisis proporcionan elementos fundamentados para inferir que también hay una estrecha relación entre las vivencias de la trayectoria de vida de los docentes  y su manera de abordar el conocimiento, su manera de abordar la identidad como docente y sus concepciones alrededor del proceso educativo, procesos de enseñanza, es decir su pensamiento didáctico por una parte y su manera de concebir y posicionarse en  la interacción maestro-alumno así como el mismo proceso de enseñanza-aprendizaje, hasta el significado de la evaluación de resultados.

Entre los conceptos y aportaciones que se han hecho al respecto de este objeto de conocimiento que es la implicación personal del docente y su influencia en su desempeño profesional desde una concepción teórico conceptual, se retoman: el concepto de habitus de Bourdieu (2007), el de Dinámica grupal abordada por López-Yarto (2001) y Jacob Moreno abordado por  Bezanilla y Miranda, (2012), quienes analizan y sintetizan el pensamiento de Moreno, la concepción de práctica educativa y práctica docente de García-Cabrero y cols. (2008),  la dimensión personal del docente de Cecilia Fierro y cols. (1999) y por último, la concepción de buen maestro de Combs y cols. (1974), desde la Psicología Perceptual.

A partir de la perspectiva de estos autores; se vislumbra que atender a la persona del maestro es aspecto primordial de los procesos educativos y sería necesario que la formación y la actualización docente consideren formas de atención a esta dimensión personal en el interés de mejorar la acción docente.

Por otra parte, el acercamiento a las tendencias que la  investigación educativa ha tenido en los últimos 50 años desde Shulman (1997) y Goodson (2003),  y los cuestionamientos, problemas y desafíos que en torno a la investigación con historias de vida hace Hernández (2011) permiten visualizar la manera en la que la concepción de persona de la que se parte, así como las condiciones políticas y económicas, han influido en las formas de mirar al docente y al papel que este juega en la práctica educativa.

Este panorama nos permite visualizar que se han abierto una diversidad de líneas y trabajos de investigación en el campo de la educación que  se han alejado de concebir a la práctica educativa como un proceso lineal y que nos muestran un proceso complejo en el que interactúan diversos actores y en situaciones y momentos distintos, influidos por el contexto institucional, político, laboral, cultural. Los análisis de la investigación educativa muestran la estrecha relación entre visiones y concepciones  antropológicas y psicológicas y la concepción de docente y de sus funciones.

Desde esta revisión teórico-conceptual no es posible identificar como tal el concepto de “implicación personal del docente”, sin embargo,  podemos considerar que ha emergido una nueva noción del docente y sus funciones. Docente como sujeto socio- histórico, con una trayectoria personal y profesional, donde se puede reconocer el habitus (Bourdieu, 2007), desde donde se posiciona para ejercer su práctica educativa. Una Dimensión personal (Fierro y cols.1999), que se pone en juego en  la interacción que lleva a cabo con los estudiantes y desde la que construye una dinámica grupal (López-Yarto, 2001), concreta; un sujeto que es capaz de ser consciente de su condición socio-histórica mediante un análisis reflexivo y puede reconocer que tiene un papel trascendente en la vida de personas y comunidades al tener la posibilidad de ejercerse como sujeto agente social.

Se reconoce en este trabajo, el potencial transformador de la educación y al profesor con la posibilidad de posicionarse como un sujeto activo, participativo, consciente de su realidad y de los condicionantes que actúan sobre esta, además de que destaca la necesidad del análisis crítico de la práctica docente como mecanismo reflexivo necesario para ejercer el papel recreativo del proyecto educativo.

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