Por: Dr. Adán Tovar Yáñez; Vicerrector de la Escuela de Superación para el Trabajo y Formación Continua (SUPERA) de la Universidad Santander.
La relación entre la educación, como macro fenómeno profundamente social, y el campo de la economía y finanzas es un asunto que ha de esgrimirse con sana erudición y reflexionarse desde las motivaciones más profundas de lo que implica una verdadera formación educativa.
Ha de partirse de la tesis fundamental de que todo proceso educativo de gran calado implica un sentido irrestricto de integralidad. No hay verdadera educación si esta no toca todos los ámbitos intervinientes en la vida humana. Desde esa perspectiva, lo ineludible es pensar en cuáles son tales ámbitos. He aquí los más relevantes:
– El ámbito de lo cognitivo que, si bien no es el más importante, sí es el que posibilita el acceso a las distintas esferas de la vida humana. En este ámbito está todo lo relacionado con el desarrollo de las capacidades superiores a partir del trabajo cerebral. Las instituciones educativas ponderan este ámbito en sus planes curriculares.
– El ámbito de lo socioemocional, tan valioso que de él depende la vida equilibrada desde la sana gestión de las emociones y la pacífica convivencia entre las personas. La literatura educativa cada vez otorga mayor peso a la importancia de este ámbito.
– El ámbito de psicomotriz, que se erige con grandes avances científicos, metodológicos y nutricionales para lograr establecer una nueva cultura de la salud física y corporal desde el movimiento y la alimentación saludable.
– El ámbito de lo axiológico-actitudinal, que se refiere a la formación de valores, para el desarrollo de una vida basada en principios de sostenibilidad y comportamiento ético. La ciudadanía ejemplar y la civilidad provocan sociedades más tolerantes, libres y humanas en un marco de respeto y justicia.
– El ámbito de la economía y las finanzas, este rubro es infaltable cuando se aborda a la educación como fenómeno integral. La economía proviene de los vocablos “oikos” casa y “nomos” regla, norma, ley; puede traducirse como la administración de la casa, lo que hace de los seres humanos una especie actual de mayordomos o administradores de los bienes suyos y de otros. El acento en esta formación se ve en la educación financiera con perspectiva sostenible. En educación, a ello se le denomina “pensamiento cuidadoso” y se refleja en las personas que saben cuidar los bienes materiales, el dinero, las posesiones, pero también se aplican al cuidado de la “casa”, es decir, del mundo, del hábitat.
Por ello, la educación financiera debe estar en los diseños curriculares de avanzada con un sentido de humanismo, esto es, no consumista, despilfarrador ni voraz depredador al más puro estilo del capitalismo a ultranza.